¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS?
Reflexión sobre las
encuestas en Madrid, el PSOE y la izquierda en general
Estos
días la prensa (El País y eldiario.es) publican dos encuestas importantes sobre
y para Madrid: para la Asamblea de Madrid y el ayuntamiento de la capital.. La
primera encuesta publicada por El
País suele ser siempre esperada y bien valorada porque proviene de la
organización empresarial madrileña (ceim)
y tradicionalmente, es de las mejor elaboradas y con una trayectoria que
permite hacer análisis. La segunda publicada por eldiario.es nos ofrece unos datos
similares en su esencia. Con las dos podemos sacar algunas reflexiones.
En líneas generales
nos dicen a fecha de la encuesta que el PP sufre un descalabro tremendo, el
PSOE baja, irrumpen PODEMOS y CIUDADANOS, desaparece UPyD e IU se encuentra en
la cuerda floja. Nadie tendría mayoría absoluta y se barajan distintas opciones
de coalición, donde la novedad (siempre según esta encuesta) es que el PP no
podría sumar con CIUDADANOS para lograr tener gobierno.
Hay que considerar que
las encuestas tiene su dificultad este año, y mucha. Aparecen por primera vez y
con fuerza nuevos partidos lo cual impide aplicar criterios de recuerdo de
voto, voto oculto,…
Pero demos por válidas
las encuestas para entrar a valorar el momento. Las cifras exactas pueden
variar, y seguro que lo harán. Hace tan solo un mes los datos eran distintos y
por ejemplo IU se quedaba fuera de la cámara regional y del pleno municipal. A
pesar de que queda un mes para las elecciones autonómica y municipales esta vez
las variaciones pueden ser importantes, pero hasta ahora lo que podemos es
valorar las tendencias.
Haciendo un análisis
político vemos que el PP, en una situación de rechazo social tremenda, a pesar del “batacazo” sigue siendo el
partido más votado., lo cual llama la atención. Pierde la posibilidad de
gobernar en solitario y no parece que pueda recuperarla. El PSM PSOE observamos que sigue
ubicándose entre el segundo y tercer lugar, bajando la intención de voto, pero
sin llegar a la gran bajada del PP, con mejor resultado en la ciudad de Madrid
que en la región. La aparición de los dos nuevos partidos, uno por la derecha y
otro por la izquierda, descolocan el tablero y hacen desaparecer o ubicarse en
el borde a los partidos tradicionales más pequeños (IU y UPyD).
En una situación
tremendamente complicada para la derecha española, la cual había logrado un
resultado de práctica hegemonía en las instituciones y lo ha perdido en poco
tiempo, la izquierda aparece
fragmentada, una vez más, y la
opción donde se ubican tradicionalmente de forma más cómoda en ideas y
posicionamiento todas las capas de la población (según todos los estudios del
CIS) es decir en postulados de centro-izquierda y reflejados tradicionalmente
en la socialdemocracia, es decir de nuevo el PSOE; no es capaz de recoger el
desencanto e ilusionar con un modelo y una capacidad que atraiga con fuerza a
los ciudadanos. Dicho de otra forma: los ciudadanos ven el problema, señalan al
culpable pero no encuentran alternativa
excepto en los partidos que su principal mensaje es que son distintos y rompen
con lo establecido. Esta reflexión, sin encuestas ni datos es la que se comenta
en la calle de forma muy mayoritaria.
Partiendo de este
análisis quisiera centrarme en el PSM PSOE.
La primera reflexión
es clara, el PSM PSOE debería ser capaz de no solamente identificar el problema
y las consecuencias sociales de las políticas conservadoras de los gobiernos
del PP, no debe ser únicamente el dedo “señalador” de los responsables de los
problemas, sino que debe presentar claramente una alternativa, un modelo, unos
valores , unos modos y unas ideas que muestren un camino distinto y mejor. La
alternativa no puede ser únicamente deshacer lo que hace la derecha: volver a
lo público lo privatizado, por ejemplo, que siendo primordial no resulta
emocionante por si mismo. Hay que ser capaces de darle valor humano,
sentimiento y credibilidad a los análisis las propuestas y los candidatos y
equipos que se plantean para ese cambio.
En la federación
madrileña del PSOE, el PSM, se produjo hace varias semanas un acontecimiento
inaudito en su magnitud y en su importancia desde el punto de vista de la
democracia interna de un partido: la destitución desde la estructura federal
del candidato, de los órganos políticos y, lo más impactante, la eliminación
del Comité Regional como órgano representativo y de toma de decisiones. Nunca
había ocurrido algo de esta magnitud y nunca quedó tan poco explicado el motivo
(más allá de ser imposible de justificar de forma reglamentaria dentro de los
propios procedimientos internos del partido). Se argumentó igualmente la mala
situación interna de la federación, aún teniendo en cuenta que esta se
encontraba en plena tranquilidad, con discrepancias lógicas entre distintas
visiones de la federación y en un proceso de elaboración de programas y de
candidaturas. Se argumentó igualmente que la imagen y las expectativas
electorales eran muy malas, aún sin tener en cuenta que otras federaciones tenían expectativas
iguales o incluso peores (aunque juzgar por expectativas es un nuevo concepto
político de escaso recorrido). Resulta llamativo que un medio, históricamente
identificado con los postulados del PSOE, como es El País, realizó una campaña
de ataques continuados siempre referidos a la supuesta mala gestión del entonces
Secretario General del PSM, Tomás Gómez, en su anterior responsabilidad como
Alcalde del municipio de Parla y muy especialmente como consecuencia de los
supuestos sobrecostes del tranvía de este municipio. Casualmente, desde el día
siguiente a la intervención del Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez,
sobre Madrid nunca más se ha vuelto a ver algo publicado en El País sobre el
tema. Quien ha visto a El País y quien lo ve ahora.
El siguiente paso fue
crear una gestora que no ejerciendo como tal se dedicó a actuar como si fuese
una comisión ejecutiva y trabajando, principalmente, para aprobar nuevas
candidaturas para la Asamblea de Madrid, Ayuntamiento de Madrid y el resto de
municipios.
La mayoría de la
federación pasó por distintas fases: una primera de shock y de mayoritaria
estupefacción, posteriormente una situación de valoración sobre si el resultado
de esta forma de actuar resultaría positiva para mejorar esas malas
expectativas electorales; es decir, se pasó a pensar que “quizás el fin
justificaba los medios”, aunque no se compartía lo realizado quizás, pudiese
ser que con un nuevo candidato se podría tener un buen resultado para la
Comunidad de Madrid y, como consecuencia, una mejora en las expectativas del
resto de candidaturas locales. Es cierto que la candidatura de Ángel Gabilondo
se percibió como una buena posibilidad de mejora de forma mayoritaria en la
federación y el mantenimiento del candidato para la ciudad de Madrid, Antonio
Miguel Carmona, era algo lógico y compartido.
Pero ahora pensemos; es
cierto que si el objetivo de esta acción o intervención federal sobre una
federación (si yo fuese de otro territorio pensaría en lo del refrán de las
barbas del vecino…) era mejorar la expectativa electoral y todo ello basado en
encuestas, la mayoría de ellas sin ser mostradas, ahora con la dureza de esos
cambios y considerando que el principio de que el fin justificaría los medios
fuese admisible, el resultado debería de ser mejor; pero las encuestas
publicadas en estos días nos demuestra que no es así. Se le pueden dar las vueltas que se le quiera, pero hay dos
cosas ciertas: 30 diputados para la Asamblea de Madrid es menos que los 36
actuales y estar entre la segunda y la tercera fuerza política en medio de la
debacle del PP no es precisamente para tirar cohetes, sino para preocuparse.
Como
consecuencia de esta situación deberíamos valorar que en estos momentos el
resultado (en encuestas) no muestra que el medio adoptado haya sido efectivo;
pero, ¿éticamente lo es?
La respuesta para mí,
aunque la mejora de expectativa fuese evidente, es que no se puede admitir que
el fin justifique nunca los medios. ¿Dónde pondríamos los límites? Si lo
consideramos como posible en lo interno, ¿hasta donde lo consideraríamos adecuado
en la acción política? ¿es coherente con los valores propios del socialismo e
incluso de los demandados por la sociedad?
Incluso deberíamos
pensar que si los datos de las perspectivas electorales hubiesen mejorado
sobremanera, la percepción ciudadana sobre los cambios hubiesen cambiado mucho la percepción sobre el PSOE como herramienta de cambio y no, quizás como
parte de él; ¿estaría justificado igualmente el medio realizado para alcanzar
el fin?, la respuesta debe ser igual de contundente: no. No pueden existir
peros o límites a la oposición ética a tal afirmación, el fin nunca puede
justificar los medios empleados, de tratar de buscar una justificación
estaríamos valorando que la política puede pensarse y llevarse a cabo desde una
visión ética que podríamos llamar maquiavélica. Maquiavelo y ética son incompatibles.
La izquierda en general y muy
especialmente la socialdemocracia debe lograr que los valores, las ideas de
justicia, equidad, igualdad y fraternidad sean no solamente un sueño o una
aspiración sino una realidad; hay que transformar las ideas en realidades y ese
camino debe ser recto y coherente, sino ni merece la pena ni será posible
lograr nada, excepto quizás lograr el poder de forma temporal, pero nada más.
El poder no es ni debe ser un fin, el poder compartido debe ser el medio para
lograr la traslación de las ideas en realidades, ahí si tiene sentido y
coherencia que los medios nobles y basados en valores darían valor y realidad
al fin, de eso se trata. Valores,
personas y ganas no faltan, solamente falta voluntad y eso es a veces un
recurso escaso.
Maravilloso artículo. 100% de acuerdo. Que pena de gran diputado se pierden los madrileños.
ResponderEliminarExcelente reflexión política. La lealtad al proyecto socialista exige respeto a los principios y valores, las Primarias son señas de identidad del PSOE.
ResponderEliminarMuchas gracias Dani y Amparo. Hay momentos en los que no decir claramente lo que uno piensa es participar con lo criticado.
ResponderEliminarEl fin justifica los medios
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